Homenaje

al Judío que Hay en Ti

Mi Historia Musical

“Canten a YHVH un cántico nuevo; canten a YHVH, toda la tierra. Canten a YHVH, bendigan Su nombre; proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación. Cuenten Su gloria entre las naciones, Sus maravillas entre todos los pueblos. Porque grande es YHVH, y muy digno de ser alabado; temible es Él sobre todos los dioses.” Salmos‬ ‭96:1-4‬ ‭NBLA

Nací con el cordón umbilical enrollado en el cuello; estaba azul y al borde de la muerte, sin poder respirar. Desde entonces siempre he tenido dificultades para respirar, y muchas veces me quedaba sin aliento en medio de una conversación. A veces me daba pánico pensar que no tendría suficiente aire. Esto afectó a todas mis funciones motoras, incluida la capacidad de bailar y mantener un ritmo adecuado al cantar.

Sin embargo, cuando era una bebé, mi madre me decía que siempre cantaba mientras estaba en el cochecito y en la cuna. Mucha gente quería ver a “La bebé que canta”. A los 7 u 8 años me inscribí en clases de guitarra y canto. Pero mis cuerdas vocales se tensaron y me quedé ronca muchas veces, debido a la presión y al temor de mi impedimento respiratorio. Los médicos sabían muy poco en aquel entonces y aconsejaron a mi madre que no cantara más para no destruir mis cuerdas vocales. Mi madre hizo caso a los médicos y me sacó contra mi voluntad de las clases de guitarra y canto. Mi corazón estaba destrozado. El mensaje que recibí fue: “Nunca podrás cantar. Tienes un defecto en las cuerdas vocales, la música no es para ti’.

No obstante, sacaba canciones y continuaba cantando, contra viento y marea, y tocando la guitarra sin estudiar. Mordía la guitarra, para aliviar el estrés, antes de subir al escenario para todo tipo de concursos de talentos. No recibí ningún estímulo de casa. A menudo me elegían para cantar el himno nacional en la escuela antes de empezar las clases. El canto siempre salía de mí, aunque los médicos me condenaran a no volver a cantar.

Pasé por el campamento de entrenamiento del ejército israelí a los 18 años. Antes del día de la graduación, hicieron una audición para elegir a la soldado que cantaría la canción de graduación ante toda la base, las familias y los invitados. Tuve la audacia de presentarme a una audición para este alto cargo. Me sorprendió que el comité me eligiera entre tantos otros cantantes maravillosos, para cantar a capela ante cientos de personas. Mi voz resonó emocionada en toda la base militar con el canto de oración de la famosa mártir judía de la Segunda Guerra Mundial, Hannah Senesh, titulado “Eli, Eli” (Dios mío, Dios mío).

Tenía 28 años cuando entregué mi vida a Yeshua el Mesías en Jerusalén después de una terrible tragedia personal y familiar. Y lo único que me quedaba de mi vida pasada era mi preciosa guitarra que mi padre me había comprado en el puerto de Barcelona -la compró mientras anclábamos con el barco de camino a Israel para hacer Aliyah en 1970-. Le dije a YHVH: “Muéstrame a quién debo regalar la guitarra, porque sabes que no tiene sentido. Nunca podré cantar o tocar de forma excelente. Soy una causa perdida”. El Espíritu Santo me prohibió dar la guitarra a nadie. Así que me la quedé, en contra de mi buen juicio.

Un día mi futuro esposo (el rabino Baruch) y yo visitamos a mi hermano en Sha’ar Menashe, un hospital psiquiátrico cerca de Hadera en Israel. Decidí coger la guitarra para cantarle y bendecirle, y tal vez a otros que también sufrían. Sabía que la gente de allí no me juzgaría, aunque no cantara al ritmo correcto o aunque desafinara. Muchos de los pacientes se sintieron atraídos por mí, por la guitarra y por el amor de Dios que llevamos dentro. Después de esto celebramos una reunión semanal en el césped.

Muchos dejaron de oír voces y fueron dados de alta del hospital después de que oramos y cantamos. Esto continuó hasta que los médicos nos descubrieron y entonces se acabó. También continuó en otro hospital psiquiátrico, cuando fui a visitar a mis hijos que sufrían. Y así fue como comenzó de nuevo mi vocación por el canto, al cantar a los enfermos mentales. Recuerdo a una joven de 15 años que no tenía familia. Estaba escuchando mi primer CD, titulado URU, y dijo que la depresión la abandonaba al escucharme cantar. Poco después salió del hospital psiquiátrico y se le encontró una familia sustituta. Hay muchos testimonios de este tipo de personas que son tocadas, sanadas y liberadas cuando canto.

He tocado y cantado en la prisión de máxima seguridad. Hay muchos que llevan allí 20 y 30 años. Algunos fueron encarcelados cuando tenían 17 o 18 años. Hay muchos que se han arrepentido y han entregado sus vidas a Yeshua, tanto judíos como gentiles. Actualmente hay un condenado a muerte, un judío creyente en el Mesías, que incluso ahora está estudiando en nuestra Escuela Bíblica GRM. Es desgarrador que hayan sido encarcelados tan jóvenes y que estén envejeciendo entre rejas. Llevar la salvación y la esperanza a través del canto es muy importante para muchos de ellos.

Recibo todas mis canciones como una descarga del Cielo. El compositor es el Creador del Universo: Yo sólo soy su receptora. Y mi oración es que descubras a Aquel que me ha salvado, me ha ayudado a salir de todas las limitaciones y me ha hecho plena. Su nombre de nacimiento es Yeshua, aunque muchos le han llamado Jesús. Es y será siempre un judío. Este es un homenaje a Él. Le debo todo mi aliento.

Mi más sincero agradecimiento:

A Arlene Friesen, directora del Departamento de Música del CFNI Bible College (Escuela Biblica Cristo Para las Naciones) de Dallas, Texas, durante 1990-1991: fue la primera profesional que me tomó bajo su ala y creyó en mí. A Heather Lanza, mi inspirada y ungida profesora de canto en St. Augustine, Florida, que me enseñó que tengo más que suficiente aliento para cantar. Y a Lucio Rubino, mi productor, que me provocó para deshacerme de mis “muletas musicales” y mantener el ritmo. Al pastor Jim Bakker, que me pidió que cantara (improvisadamente) en medio de su programa que ven millones de personas. Y luego me dijo “cántame otra canción”.

A mi fiel esposo, el rabino Baruch Bierman, que siempre ha creído en mí y junto con mis queridas ayudantes, Paulette y Hadassah, ha orado por mí. Hadassah fue la “instigadora” de la grabación de este álbum. A menudo decía que mis canciones le habían salvado la vida. A mi hermano, Ariel, que fue la inspiración para que yo cantara en el hospital psiquiátrico y que, entre muchos otros, también ha prestado su apoyo financiero para este proyecto. A todos mis miembros de UNIFY y a los socios de Kad-Esh MAP: gracias por sus oraciones, sus palabras de ánimo y su apoyo financiero. No podría haberlo conseguido sin todos ustedes. ¡Toda (Gracias) por la eternidad!

Permaneciendo en Su Palabra

“Tus Hijos Volverán (Your Children Shall Return)” es la primera canción que estaba preparada en este álbum y así es como nació.

La historia detrás de esta canción: Tuve una visitación de Yah (Dios) cuando fui enviada desde Israel a los Estados Unidos y a más de 50 naciones desde 1990 para predicar las Buenas Nuevas del Mesías. Mi esposo y yo dejamos a Israel y a mis hijos en el Altar en obediencia al Alto Llamado de Yeshua. No los vi durante tres años y medio. Tenían 7 y 4 años y no estaban bajo mi custodia tras un devastador divorcio.

Tenía el corazón destrozado y no lo sabía, porque caminaba en la fe. El Espíritu Santo me visitó con esta promesa: la Biblia se abrió en Jeremías 31:15-16 y rompí en llanto. Me he mantenido en las buenas y en las malas en esta palabra: por mis propios hijos, por el pueblo judío, por los conversos sefardíes y por todos los cristianos que regresan de la tierra del enemigo. No es de extrañar que Yah haya escogido esta canción para ser la PRIMERA. Describe todas las misiones en las que nos hemos embarcado, además de expresar el propio Corazón de Abba:

Así dice YHVH: «Se oye una voz en Ramá, lamento y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos; rehúsa ser consolada, por sus hijos que ya no existen». Así dice YHVH: «Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; hay pago para tu trabajo», declara YHVH, «Pues volverán de la tierra del enemigo.» Jeremías 31:15-16 NBLA

¡Espero y oro para que encuentres en tu corazón apoyar para la producción de este álbum ungido, que contiene 15 canciones originales con el potencial de tocar a millones de vidas! El álbum se lanzará en marzo de 2022 para la fiesta de Purim a través del programa de Jim Bakker. Estamos en las etapas finales de grabación y mezcla.

Pueden escuchar la grabación semifinal de “Tus Hijos Volverán (Your Children Shall Return)” aquí

Para el León de Judá Apóstol Dra. Dominiquae Bierman

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